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En la casa del justo hay de todo en abundancia,
    pero las ganancias del perverso sólo le traen problemas.
Los labios de los sabios difunden el conocimiento,
    pero no vale la pena escuchar lo que dicen los brutos.
El SEÑOR detesta las ofrendas de los perversos,
    pero le agradan las oraciones de los justos.

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